El nepalí es un hachís que llama la atención a primera vista por su forma.
Una pequeña bola de color oscuro, y tan brillante que desde luego no pasa desapercibida. Se obtiene frotando las inflorescencias con trabajo manual, y compactando la resina para darle la típica forma de bola.
El aroma es fuerte, con fragancias amaderadas y matices almizclados.